Los vertiginosos cambios que se producen continuamente a niveles sociales, técnicos y económicos no tienen precedentes y exigen de un proceso de adaptación continua. Es por ello que poseer una actitud curiosa y afán por aprender se convierte en una gran virtud, que debemos tratar de conservar y fomentar.
La evolución tecnológica está cambiando todos los métodos educativos que hasta el momento se utilizaban y las forma de obtener conocimientos. En anteriores post dejaba reseña sobre algunas plataformas online gratuitas que nos permiten acceder a todo tipo de conocimientos desde cualquier parte y en cualquier momento, incluso desde nuestro propio móvil con la ayuda de aplicaciones como estas:
Khan Academy. Esta aplicación gratuita dispone de una biblioteca en la que cualquier persona, independientemente del nivel educativo que posea, puede acceder a formación básica sobre Matemáticas, Historia, Ciencias, etc ... Todo ello acompañado de ejercicios interactivos con los que controlar sus progresos.
Floqq. Esta otra aplicación mediante cursos y vídeos ofrece la oportunidad de aprender sobre un amplio y variado campo de materias como idiomas, cocina, informática o moda.
En el entorno laboral, el profesional debe adquirir el aprendizaje constante como un elemento vital para conseguir los conocimientos que le ayuden en su adaptación a los cambios tecnológicos del puesto de trabajo, así como los nuevos métodos de producción y entorno globalizado que se abren paso en las empresas. La formación continua es sin duda un proceso enriquecedor, motivador y que aumenta la empleabilidad o posibilidades de promoción del trabajador. Aunque el proceso de formación de manera constante requiere de mucha voluntad y tesón, además de la posibilidad de compatibilizarlo con la vida personal.
Para la empresa representa una oportunidad que añade valor a sus organizaciones, enriqueciéndose con las capacidades o habilidades que adquieren y desarrollan sus empleados. Es por ello que deben disponer e implicarse en el desarrollo de un plan de formación, que se adapte las nuevas tecnologías y donde además de fomentar el aprendizaje se evalué las posibles carencias o necesidades formativas que los trabajadores tienen; mediante la utilización de encuestas y evaluaciones.
Según los últimos datos de que dispone sobre formación continua el Instituto Nacional de Estadística, en España un 9,2% de hombres y un 10,7% de mujeres con edades comprendidas entre 25 y 64 años han participado en alguna actividad de educación o formación permanente. Esto nos demuestra que aún queda mucho camino por recorrer en este aspecto si nos comparamos con otros países europeos que destacan por una mayor participación de los adultos en actividades de formación permanente como Dinamarca (37,3% de mujeres y 25,3% de hombres), Suecia (36,7% de mujeres y 22,3% en hombres) y Finlandia (29,1% de mujeres y 21,8% de hombres).
En relación con la necesidad de aprender, reinventarse y no quedarse atrás; os recomiendo una mesa redonda organizada el pasado mes de febrero en Barcelona moderada por Cèlia Hil, y en la que intervinieron fantásticos profesionales del mundo de los Recursos Humanos, la orientación laboral y el empleo 2.0
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