Tres jóvenes
empresarios cuentan su experiencia para alcanzar el éxito
Hablan
de una generación pérdida y preparada, la de los que hoy tienen entre 23 y 30
años. Son recién titulados que acumulan diplomas en casa con la sospecha de que
ninguno de ellos les va a abrir las puertas del mercado laboral, mientras el
desempleo juvenil sigue engordando. Hoy supera ampliamente el 50% en nuestra
provincia, donde siempre fue difícil meter la cabeza, incluso en los sectores
más pujantes. Esta generación, que se marcha en masa a Alemania, Reino Unido o
Latinoamérica, deja aún curiosos ejemplos de aquellos que optan por la vía del
emprendimiento -que no es la más fácil ni la más rápida- y logran ser
directivos de empresa, con decenas de clientes y una plantilla en pleno
crecimiento, antes incluso de haber cumplido los 30.
Especie
rara en nuestra provincia, hay que buscarlos en viveros de empresa y parques
tecnológicos donde sus proyectos despuntan. Ninguno de los tres empresarios que
participan en este reportaje han heredado el negocio ni pertenecen a familias
con tradición en el sector en el que se mueven. Unos comenzaron desde el salón
de casa, otros captando clientes puerta a puerta, con el trabajo y la
dedicación personal como único capital. Coinciden en la preparación y el
recorrido, siendo capaces de crear un negocio en plena crisis que mejora
resultados cada año y genera empleo.
Guillermo
Ruiz, Mario Rondán y Juan Antonio Martínez lograron ser el jefe antes de
cumplir los 30. Por el camino han sacrificado su tiempo de ocio, la
emancipación temprana y la tranquilidad de trabajar por cuenta ajena. Hablan de
la importancia de contar con un proyecto sólido, de conocer a fondo el mercado
al que van a dirigirse y no excederse en gastos cuando se arranca. La
financiación es el primer obstáculo en el camino. Sin un aval con garantías no
hay entidad bancaria que conceda créditos a jóvenes empresarios, por eso
optaron por tirar de recursos propios e intentarlo por la vía de la
financiación pública. El resto, es fruto del esfuerzo y la dedicación
permanente.
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